El peligro que acecha en las carreras en paises exóticos

Que conste en acta que soy el primer defensor de la expansión mundial del ciclismo, lo que nos ha llevado a presenciar carreras en lugares tan dispares y con tan poca cultura ciclista como Dubai, China, Qatar, Thailandia, etc...
Y estoy a favor por varios motivos, el primero y mas importante, está claro, es el desarrollo del deporte que mas me gusta. Cuanto mas se expanda y  mas seguidores tenga en todo el mundo, mas fuerte será como deporte. Otro motivo importante es las oportunidades que ofrece a nuestros corredores. Ya no es raro ver ciclistas españoles en equipos turcos (como De La Fuente y Cobo), chinos (como Toribio) ó dubaitis (como Mancebo), por citar algunos.
Pero toda esta expansión tiene su cruz, y estos días la hemos vivido en las carnes de un par de corredores. Competir en países en los que las condiciones de salubridad y los controles sanitarios y alimenticios dejan muchas veces que desear, en una disciplina donde el control al deportista es extremo, conlleva un gran peligro.
En el último Tour de Haitu (China) han sido dos los corredores que han dado positivo por Clembuterol (la famosa sustancia del caso Contador). Michael Rogers, compañero de Contador en Saxo Bank, y Jonathan Breyne, corredor de 22 años del equipo Continental Crelan - Euphony.

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No quiero ejercer aquí de defensor del diablo, pero si tenemos en cuenta que la AMA ya anunció hace tiempo sobre el riesgo del consumo de carne en las competiciones de China y Mexico (donde no es delito engordar al ganado con clembuterol) y valoramos la trayectoria, en un caso, y la reacción a la noticia, en el otro, de los implicados, se me hace dificil creer en un dopaje voluntario.
En el caso de Rogers, vamos a ver, un señor con su palmares, en un equipo de primera linea, que ha estado disputando las principales carreras del calendario World Tour durante el año (Grandes vueltas, clásicas, etc.), va y se dopa para disputar, a final de temporada, una Vuelta de tercer nivel en China. Raro ¿no?.
Por otro lado está Jonathan Breyne, ganador de una de las etapas, octavo en la general y segundo mejor joven de la carrera. Un buen palmares que igual puede inducir a sospecha, pero es que resulta que ha estado a punto de perder la vida al intentar suicidarse mediante la ingesta de pastillas al conocer la noticia. Sinceramente no me parece una reacción normal para alguien que sea culpable, sobretodo por la inmediatez, es como si el mundo se le hubiera derrumbado al conocer su positivo.
No se como acabarán estos dos casos, aunque me lo puedo imaginar (con sanción), y realmente no se si son culpables o no. Pero mas allá de estos casos concretos, creo que esto abre un debate sobre la inseguridad de los corredores en estos países exóticos.
Alguno podreis decir: "pues que no coman carne", pero esa no es la solución, y menos en un deporte exigente no, lo siguiente. La solución es que si la UCI quiere llevar el negocio del ciclismo a todas las partes del mundo, ha de ser responsable de que en algunos lugares de ese mundo los corredores se encuentran mucho mas expuestos a problemas como estos, y ha de actuar en consecuencia.
Por mucho cuidado que tenga un equipo está claro que el control sobre la alimentación de un corredor durante una competición, es mucho mas sencillo en España que en Langkawi.

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