Diez años sin el Chava

El viernes se cumplieron 10 años del fallecimiento del Chava Jimenez y no quería dejar pasar esta efemeride sin recordar su figura en este blog.
Y lo hago porque, sin lugar a dudas, el chava es uno de los grandes culpables de que yo sea hoy en día un enamorado del ciclismo. Era un tipo valiente, uno de esos que van sin complejos tanto encima de la bici como cuando se bajaba de ella, capaz de hacer lo mejor y lo peor, en resumidas cuentas, un genio.
Y ya se sabe como son los genios, da igual la disciplina de la que hablemos, tipos que hoy te levantan del asiento y mañana te decepcionan tan profundamente como solo ellos serían capaces de decepcionarte. Pero tu se lo perdonas, porque cuando tienen ese dia bueno, uffff, ese dia te hacen soñar como nadie sería capaz de hacer.
Y el Chava era uno de esos, un tio de metro noventa que cuando le veias subirse a la bici pensabas "este tio no puede subir bien", pero cuando llegaban los puertos en sus días de inspiración, entonces simplemente abrias la boca y disfrutabas.


No nos engañemos, tuvo que trabajar mucho, muchisimo, convirtió su cuerpo de sprinter en escalador y solventó el tener una pierna mas larga que la otra con una capacidad asombrosa para marcar las medidas de su bicicleta al milimetro. Pero todo ese trabajo mereció la pena, vaya que si la mereció. No se le recordará como un ganador de Tour o de Vuelta, no, era mejor que eso, no concebia la estrategia o correr a la defensiva, no hubiese encajado en el ciclismo de hoy, el de pinganillos y vatios.
Él era un ciclista de raza, de los de matar o morir, de los de atacar simplemente porque te lo pide el cuerpo aunque supiese que iba a reventar. Uno de esos que levanta a la gente de su silla, que llena los puertos de aficionados, de los que merecen aguantar bajo la lluvia horas y horas esperando a que lleguen los ciclistas solo para verle demarrar.
Así era el chava, genio y figura. Tan recordada es su victoria en el angliru en el 99, apareciendo entre la niebla y la lluvia para arrebatarle el triunfo a un Tonkov que no se lo creía, como cuando perdió la vuelta al dejarse 12 minutos con su equipo practicamente empujandole en una etapa sin mucha historia.
Una depresión acabó con su vida, tal vez no podía ser de otra manera, así era el chava, capaz de subir a lo mas alto y descender a lo mas bajo.
Estes donde estes, gracias Chava.

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