Vuelve la fiebre del record de la hora

Canceralla intentará en este 2014 batir el record de la hora, con lo que sin duda le da un gran espaldarazo a un record que había perdido fuelle en los últimos años.
Aún no se sabe exactamente cuando intentará batirlo, pero parece razonable que sea tras las clásicas de primavera, en las que a buen seguro que obtendrá un gran momento de forma y sin objetivos posteriores que le puedan molestar.
Este record de la hora tuvo su gran esplendor en los años 90 cuando tanto Indurain como Rominger y alguno mas, estuvieron peleando por dejarlo lo mas alto posible.



Sin embargo todas estas tentativas pasaron a un segundo plano, tras cambiar la UCI, en el año 2000, la normativa de la prueba, y prohibir las bicicletas especiales que se utilizaban por todos aquellos que decidian plantarle cara al reloj. Por ello, anuló todos los records que había hasta el momento, desde el conseguido por Eddy Mercks en 1972, y actualmente es un gigante checo de 2 metros, Ondrej Sosenka, el que ostenta la plusmarca mundial en 49,700 kms, sin mucho lustre, ya que se ha visto envuelto en escandalos de anfetaminas y otras sustancias dopantes.
Como anecdota, comentar que el último en intentarlo ha sido un profesor de spinning italiano, mitad bresciano mitad milanes, llamado Jarno Sala, que este sabado pasado 16 de noviembre se ha subido a la bici en el velodromo de Montichiari con el objetivo de ver su nombre grabado en la historia del record.
Con este intento de Cancellara, todo un campeón mundial de la disciplina contrarreloj y un autentico portento físico cuando se trata de poner un ritmo infernal sobre las dos ruedas, veremos si se consigue darle a este record la importancia y el brillo perdido en los últimos años, y como pasó en epoca de indurain, se desata una bella batalla por ostentar el titulo del record de la hora. ¿Será Toni Martin el siguiente en recoger el guante?

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Llegan los pedales del futuro?

Y Matxin vuelve a ser el mas listo de la clase

Los nombres propios de la Paris Roubaix