Ayudar o no a los dopados arrepentidos. Ernesto Colnago marca el camino


Hace unos días escuchábamos las desgarradoras declaraciones de un dopado confeso, Matteo Rabottini. En una entrevista a la Gazzetta, Mateo declaraba estar en el infierno desde que en agosto de 2014 se le detecto un positivo en un control fuera de competición. Según sus propias palabras, solo se dopó una vez, a principios de ese nefasto agosto, cansado de no poder alcanzar el nivel que tiempo atrás le había permitido ganar una etapa en el Giro, dando una exhibición ante el mismísimo Purito Rodriguez.

Matteo Rabottini (Farnese Vini-Selle Italia) being chased by the devil
Decidió atajar, saltarse la línea, y esa decisión le llevó a ver la otra cara del ciclismo. Sancionado por un año, gracias a su colaboración con la agencia antidopaje (entre otras cosas les dio el nombre del ex corredor que le suministro EPO), se quedó sin equipo y sin patrocinadores, sus padres dejaron de hablarlo (su padre fue un destacado profesional durante los años 60), su pareja le abandonó llevándose consigo a su hijo Diego y todo el mundo le ha dado la espalda. A parte de todo esto, a Matteo le ha quedado una deuda de 93.000 euros (el 70% de su salario tal y como estipula el código antidopaje).

“Dicen que el tiempo todo lo cura, no es verdad, es solo el infierno, eso es todo. No tengo a nadie”.

Unas tristes palabras de alguien, que sinceramente se merecía una sanción, pero que dan a entrever que el castigo va muchísimo mas allá de la sanción económica y deportiva, que el castigo te convierte en apestado, hasta el punto que tu familia, tu mujer te den la espalda. Tal vez demasiado precio, cuando como pasa en estas ocasiones, no sea el único culpable.

Estas declaraciones han llegado a oídos de Ernesto Colnago, todo un mito en Italia, que las  considera todo un grito de desesperación, y le ha tendido la mano.

Ernesto ha comentado, que el compitió en su día con su padre, gran persona, y que Matteo lo primero de todo ha de solucionar el problema familiar. Textualmente Ernesto ha dicho "Sé que su Padre Luciano, corrió Durante mi tiempo y sé que es una buena persona. Su hijo ha cometido un gran error, está sufriendo como el infierno y se siente solo, con sólo su abuelo, que llama de vez en cuando. He estado en el ciclismo durante 60 años y siento que no debemos abandonar a Matteo”.

 “Lo primero que ha de hacer Matteo es coger a su hijo diego, presentarse en casa de sus padres, sentar a Diego en sus rodillas y decir: lo siento. Luego cuando haya arreglado eso será el momento de subirse a la bicicleta y ahí estaremos para apoyarle”.

De momento no se ha concretado en que consistirá esa ayuda, pero que una leyenda como Ernesto le tienda la mano ya es bastante garantía para que otras puertas se le puedan abrir y le permitan salir de su infierno particular.

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