La buena vida de Andy Schleck

Ahora que ha comenzado la temporada 2015 y se disputan ya las primeras carreras, (casi todas ellas en lugares exóticos), no puedo evitar acordarme de un personaje, en el buen sentido de la palabra, que no está ya en el pelotón internacional. No es otro que Andy Schleck, al que una combinación de mala suerte, lesiones y poca motivación bajaron de la bici definitivamente el octubre pasado, con tan solo 29 años.
El que fuera durante algunos años la promesa del futuro, el alter ego de Contador, se fué apagando poco a poco hasta anunciar su retirada.

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Su "gafe" comenzó, como todos recordareis, en el Tour 2010, en el último puerto de la etapa pirenaica entre Pamiers y Bagnéres-de-luchon, al salirsele la cadena mientras peleaba con Contador por ese Tour. Andy mandó un ataque seco a Contador, y al responder este, al luxemburgues se le salió la cadena sin que Alberto parase a esperarlo, lo cual además resquebrajo la gran amistad y admiración mutua que se tenían.
A partir de aquí todo fué cuesta abajo. Incapaz de ganar al año siguiente a Cadel Evans en  los Campos Eliseos, quedando segundo ante este australiano a todas luces inferior físicamente (que no psicologicamente).
Y sobre todo la grave caída en la Dauphine de 2012 con fractura del hueso sacro, que trajo consigo un dolor mas moral que físico, puesto que si bien Andy nunca había sido un portento cuando la carretera se ponía cuesta abajo, a partir de esta caída le invadió un miedo paralizante cada vez que afrontaba un descenso.
Pasó todo el 2013 en blanco, y en 2014 cuando se le esperaba en el Tour con espectación, solo pudo disputar un par de etapas, ya que en la que concluía en Londres sufrió otra caída que le fracturó los ligamentos cruzados y el menisco. Demasiado, demasiado para un hombre que con 29 años y un físico privilegiado para esto de la bici, podía haberse recuperado, pero al que el ciclismo no le iba a entregar nada mas.
Tal vez las lesiones pusieron el punto y final a su carrera, pero su poco gusto por entrenar y competir, la salida del equipo de Riis para caer en manos del fallido Leopard, y la sanción de dos años a su hermanisimo por dopaje, ya habían iniciado ese camino sin retorno. Curiosamente cuando Andy había comenzado a ganar, interiormente, ya estaba empezando a perder.
Recuerdo una entrevista suya en 2011 para Ciclismo a Fondo (antes del Tour), en la que se le preguntaba si ganar el Tour era un sueño, una obsesión. Su respuesta, a día de hoy, fué clarificadora: "No, mi sueño es ser feliz, tener una buena vida cuando acabe mi carrera deportiva. Una familia, una casa en el campo para estar tranquilo". Ahora se ha lanzado a ese reto: una buena vida, y esperemos que lo consiga. De momento le ha fichado Trek para su agencia de viajes ciclistas, que vende como una oportunidad de pedalear con uno de los mejores ciclistas de la historia, uno que podía haber llegado a ser el mejor.

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