Sobre el dopaje mecánico y otros temas

Se vuelve a hablar estos días sobre la existencia del dopaje mecánico en el pelotón profesional. Para los menos iniciados en esto, se trata de llevar un pequeño motorcillo en la bicicleta, generalmente eléctrico, que aporta clandestinamente algunos vatios de mas al esfuerzo del ciclista.
Sinceramente para alguien como yo, que llevo mas de treinta años subido en una bicicleta (recuerdo con 9 años subir el mismo día dos veces el Collado de Carmona y dos el de Ozalba, aunque esa es otra historia que igual os cuento algún día), este tema es realmente inconcebible.
A diferencia del dopaje físico, que puedo entender aún estando totalmente en contra, el dopaje mecánico es algo que me sobrepasa por completo.
Cuando un deportista decide doparse, al final no deja de ser otra cosa que una serie de sustancias, que a lo largo de la temporada o en momentos puntuales te metes en el cuerpo y van mejorando tu rendimiento, tu recuperación. Pero el esfuerzo, el sufrimiento sigue siendo tuyo. No nos engañemos, nadie, ni  siquiera dopado, es capaz de subir un puerto sin sufrir (salvo que subas de paseo, por supuesto). Es un sufrimiento agradable cuando estas en forma (aunque sean conceptos antagonistas), sufres pero disfrutas, porque ves que las piernas funcionan. Y eso es así para todos, dopados o no.
En el caso del dopaje mecánico es otra cosa. Se trata de dar de repente un botón y que te cueste la mitad dar pedales y avanzar que antes. No solo se trata de la trampa, son las sensaciones, ¿Qué se siente en ese preciso instante en que aprietas el botón? ¿en que estará pensando en ese momento el ciclista?. Yo que llevo tanto tiempo en esto creo que una pena enorme, una decepción consigo mismo absoluta. Da igual a donde te lleve apretar ese botón, da igual los premios que consigas o el dinero ganado por las mejoras de contrato que vendrán. En el preciso momento en que lo aprietas, si tu corazón es de ciclista, si te has criado sobre una bicicleta soñando con ser un ciclista profesional, te has de sentir una mierda, un desgraciado, un tramposo.
Tal vez esto son solo reflexiones de un pobre ciclo turista, tal vez si fuese mi dinero, mi contrato, mi futuro el que estuviese en juego lo vería de otra manera...o tal vez no, tal vez independientemente de las circunstancias que lo rodeen, si pulsas ese botón eres una mierda.

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